El Modelo Forestal en Chile está controlado principalmente por dos grupos económicos, CMPC (de la familia Matte) y ARAUCO (de la familia Angelini). Entre ambas poseen un 70% aproximado del total de suelo utilizado para plantaciones en Chile y se están expandiendo a diferentes países de la región, como Perú, Ecuador, Uruguay, Argentina y Brasil. Obtuvieron su consolidación como política de estado durante el régimen de la dictadura militar, recibiendo tierras gratuitas, enormes subsidios e incluso empresas estatales a bajo costo, producto de un proceso fraudulento de privatizaciones.
Estos grupos controlan todo el circuito forestal exportador, el segundo en importancia después de la Minería: desde las plantaciones forestales, ubicadas principalmente en el centro sur de Chile, hasta los puertos de embarque de los productos, siendo el mayor volumen de éstos de poca elaboración (commodities como celulosa y astillas).
La industria forestal ha sido una de las actividades símbolo del neoliberalismo salvaje, implantado y expandido en la dictadura Militar y continuado por los Gobiernos de la Concertación. Las familias dueñas del sector forestal son las más ricas de Latinoamérica, pero se han enriquecido a costa del saqueo de bienes públicos y colectivos. Arauco y CMPC percibieron utilidades que ascienden a los 3.537 millones de dólares entre los años 2000 y 2005. Solo en el año 2010, estas empresas percibieron ganancias por un total de 1.274 millones de dólares (Arauco: US$694 millones y CMPC: US$580 millones).
Algunas estrategias de validación de estas compañías:
a) Financian campañas a políticos de todos los partidos,
b) Promueven la Responsabilidad Social Empresarial, para la lavar su imagen e imponer la dependencia comunitaria (salud, educación, cultura, transporte, obras públicas) a actividades contaminantes.
c) Crean y manipulan instancias gremiales (CORMA) para satisfacer sus demandas y;
d) Implementan campañas comunicacionales engañosas (Bosques para Chile) y contratan científicos y figuras públicas para validar su discurso ante la ciudadanía.
Numerosos estudios muestran que las comunas ocupadas por monocultivos forestales (Maule, Bio Bio y La Araucanía) registran una disminución en la disponibilidad de agua y los mayores índices de desempleo, emigración y pobreza del país.
Además de consumir el agua y los nutrientes del territorio, el proceso industrial de las plantaciones y de producción de celulosa contamina seriamente el suelo, el agua y el aire, por el uso y generación intensiva de elementos tóxicos, siendo los únicos beneficiados de estos procesos destructivos los grupos económicos que lucran con el saqueo de los recursos naturales y las malas prácticas forestales e industriales.
Este modelo ya consolidado se está expandiendo aún más de la mano de las falsas soluciones al Cambio Climático, tales como los agrocombustibles y los mal llamados sumideros de carbono, que son nuevas fuentes de negocios para las empresas transnacionales y no aportan a solucionar el problema
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