Quiero Compartir esto especialmente con mis compañeros de Facultad.
Fernando Saravia es Ingeniero Forestal y Socio de la Agrupación de Ingenieros Forestales Por el Bosque Nativo (AIFBN).
Recuerdo cuando hace justo 10 años atrás se armó toda una controversia respecto de las aseveraciones que hizo el director ejecutivo de CONAF de esa época, Carlos Weber, cuando dijo que ya en Chile estaba agotado el modelo de forestación masiva... la reacción, por decir lo menos, fue destemplada, incluso desde el interior de CONAF, ya que se estaba poco menos que atentando contra el sancto sanctorum del ser forestal chileno. Desde la revista Lignum, entre otras publicaciones, se publicaron sesudos análisis (supuestamente sesudos) para rebatir las barbaridades de este "ambientalista". En la oportunidad se dijo que en Chile había por lo menos 4 millones de hectáreas disponibles para seguir plantando pinos y eucaliptos. Fue una discusión muy fuerte e incluso dolorosa, pero reveladora de la persistencia de una forma de concebir exclusivamente el desarrollo forestal ligado al modelo industrial celulósico; en la época se acusó al gobierno de estar impidiendo poco menos el desarrollo forestal y por ello las empresas forestales chilenas (¡pobrecitas ellas!) debían ir a buscar otros países para invertir, ya que acá se les cerraban las puertas (como si esas mismas empresas no hubieran ya hecho los cálculos de la conveniencia de invertir en esos otros países donde, entre otras cosas, la tierra todavía era barata, pero sobre todo la calidad de los suelos y su topografía auguraban crecimientos y cosechas mejores que las logradas en Chile -es cosa de conocer la denominada Mesopotamìa argentina para validar esto-)... en fin se levantó una enorme polvareda mientras las empresas chilenas hacían ya pingües negocios en Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil y de paso desprestigiaban a las autoridades del gobierno chileno y muchos forestales caían en el juego.
Fernando Saravia es Ingeniero Forestal y Socio de la Agrupación de Ingenieros Forestales Por el Bosque Nativo (AIFBN).
Recuerdo cuando hace justo 10 años atrás se armó toda una controversia respecto de las aseveraciones que hizo el director ejecutivo de CONAF de esa época, Carlos Weber, cuando dijo que ya en Chile estaba agotado el modelo de forestación masiva... la reacción, por decir lo menos, fue destemplada, incluso desde el interior de CONAF, ya que se estaba poco menos que atentando contra el sancto sanctorum del ser forestal chileno. Desde la revista Lignum, entre otras publicaciones, se publicaron sesudos análisis (supuestamente sesudos) para rebatir las barbaridades de este "ambientalista". En la oportunidad se dijo que en Chile había por lo menos 4 millones de hectáreas disponibles para seguir plantando pinos y eucaliptos. Fue una discusión muy fuerte e incluso dolorosa, pero reveladora de la persistencia de una forma de concebir exclusivamente el desarrollo forestal ligado al modelo industrial celulósico; en la época se acusó al gobierno de estar impidiendo poco menos el desarrollo forestal y por ello las empresas forestales chilenas (¡pobrecitas ellas!) debían ir a buscar otros países para invertir, ya que acá se les cerraban las puertas (como si esas mismas empresas no hubieran ya hecho los cálculos de la conveniencia de invertir en esos otros países donde, entre otras cosas, la tierra todavía era barata, pero sobre todo la calidad de los suelos y su topografía auguraban crecimientos y cosechas mejores que las logradas en Chile -es cosa de conocer la denominada Mesopotamìa argentina para validar esto-)... en fin se levantó una enorme polvareda mientras las empresas chilenas hacían ya pingües negocios en Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil y de paso desprestigiaban a las autoridades del gobierno chileno y muchos forestales caían en el juego.
En 2010, la actual administración venía a demostrar la certeza de aquellos planteamientos y para ello le fijó a CONAF, como tarea prioritaria, elaborar un catastro de los suelos forestables en Chile. La noticia que les adjunto es la prueba de ello. Pero yo creo que les salió el tiro por la culata, ya que no hay 4 millones de hectáreas, sino apenas 1,5 millones. Pero esta superficie está preferentemente en manos de campesinos (era que no si son los que usan los suelos marginales a la agricultura de primer nivel). Además, dice que un 31% está disponible en la Región del Bío-Bío, es decir unas 490.000 ha ¿en manos de quiénes? ¿de campesinos? ¿de comunidades mapuche? Yo me preguntaría ¿por qué estando en el "corazón del sector forestal chileno", como a algunos les gusta decir, los propietarios de esos suelos nunca se vincularon con el "maravilloso" DL 701?. Pero además, para las empresas les sería un apetitoso bocado el que otros propietarios planten los que ellos necesitan, para luego pagar sus productos a precio vil como ya lo saben los campesinos de las comunas costeras de la Región de O´Higgins (Paredones, Pumanque, Lolol, Pichilemu, entre otras) que al final quedan supeditados a los precios que les fijan las empresas (¿otra colusión?)... pero vende bien la idea: ¡¡¡estamos forestando para engrandecer a Chile!!!, ¡¡¡para seguir reduciendo la erosión!!!, ¡¡¡para incorporar a nuevos suelos a la producción!!!, para tener nuevas ganancias (¿de quiénes?)... en fin. Amigos se viene otra tempestad y los perjudicados nuevamente serán los que menos tienen, aunque la tele los mostrará entrando al siglo XXI de la mano de Matte y Angelini, que los saca de su pobreza!!!!... ¿estaré alucinando mucho, me pregunto?
En ese año 2001 la Revista Chile Forestal publicó, en su Serie Documentos Técnicos, el documento que les adjunto y que aporta con mejores antecedentes que los que yo les di. Si tienen tiempo y soportan mi escaneo, les invito a leerlo....
Con afecto y tristeza
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